Buenos días lectores de momentoeco, una semana más vuelvo con un post en el que hablaremos de un tema que sufren muchas personas de forma silenciosa y que cada vez se expande a más ámbitos de la vida y nos limita si no lo contextualizamos y atajamos a tiempo. Hablamos de la ansiedad.
Es un secreto a voces que llevamos años sufriendo una situación extraordinaria como sociedad y como individuos, que está mermando nuestras emociones, nuestra salud mental, nuestras ideas y en definitiva nuestra vida. Como respuesta a esa incertidumbre constante, a la falta de respuestas, al aislamiento social, la sobreinformación, la intranquilidad, la inseguridad y ahora también la guerra que está aconteciendo aparece la ansiedad. Todo esto ha disparado los niveles en la población pero no es algo que no existiera ya antes.
Para situarnos, estamos hablando de ansiedad y cabe decir, para quien no la conozca, que podemos describirla como un sentimiento de inquietud, nerviosismo, preocupación, temor por lo que está por ocurrir o podría ocurrir. Es una sensación de amenaza, de peligro desmesurado.
Como decía anteriormente es importante contextualizar de dónde viene esa ansiedad y atajarla antes de que limite aspectos cotidianos de nuestra vida y el miedo nos paralice.
Coloquialmente la ansiedad es relacionada con un fuerte dolor en el pecho que oprime y dificulta la respiración. No digo que no sea un ítem para reconocerla pero a continuación os daré algunos más para identificarla.
Síntomas de la ansiedad:
- - Agitación, nerviosismo y sensación de peligro constante.
- - Dificultad para concentrarse.
- - Dificultad para llevar a cabo las tareas de la vida cotidiana debido al miedo que llega a limitar y paralizar.
- - Palpitaciones, ritmo cardíaco acelerado, sudoración excesiva y temblor sin motivo aparente.
- - Problemas para conciliar el sueño.
- - Estar excesivamente alerta con las sensaciones corporales e interpretarlos como signos de enfermedad.
- - Necesidad de estar continuamente informado sobre el tema que preocupa.
- - Trastornos gastrointestinales, vértigos, náuseas.
- - Trastornos alimenticios, pérdida total de apetito o apetito desmesurado.
- - Micción frecuente o más frecuente de lo habitual.
- - Negatividad para con todo que al final se convierten en profecías autocumplidas.
Evidentemente si te reconoces en alguno de estos signos no tienes por qué padecer ansiedad pues cualquiera de nosotros experimentamos alguno de ellos en las múltiples situaciones que vivimos a diario, pero si cada uno de ellos te es muy familiar a menudo, podrías estar sufriendo un cuadro ansioso.
Anteriormente decía que es importante contextualizarlo y esto no es más que buscar la causa que te está reportando ese malestar ya que normalmente debajo de eso se esconden otros síntomas, una defensa de tu cuerpo y tu mente a una emoción interna. La ansiedad como cualquier otro síntoma de malestar no aparece porque sí. Es importante que busques la causa y que si no la reconoces pidas ayuda profesional para poder comprender qué sucede y hacer frente a ello con naturalidad.
Evitar/ afrontar la ansiedad
Desde mi punto de vista existen 10 claves para mitigar la ansiedad que están a la alcance de todos y que si ponemos en práctica no sólo mejorarán cualquier cuadro ansioso sino nuestro estado de bienestar general.
1. No te adelantes a los acontecimientos.
Anteriormente os hablaba de profecías autocumplidas, todos esos pensamientos negativos que visualizamos y que muchas veces terminan ocurriendo solamente por la probabilidad de que tu propia actitud te haya predispuesto a ellos.
¿Cuántas veces has sufrido por adelantado por algo que nunca ha llegado a suceder? ¿Cuántas veces te has preocupado por algo que luego no ha tenido apenas importancia? Vivir con la energía puesta en aquello que no podemos controlar es un desgaste inconmensurable.
2. Vive con tranquilidad.
Se que esto resulta como cuando vemos alguien llorando y le decimos “No llores” el simple hecho de que te digan que vivas con calma quizás no ayudará pero si somos conscientes de que nos preocupamos por cosas realmente insignificantes quizás nos ayude a relativizar y a priorizar, a darle importancia a aquello que realmente la tiene.
Seguramente quienes hayan pasado por la muerte inesperada de un familiar, por una enfermedad o hayan trabajado en su crecimiento personal sepan de qué hablo.
Evitar la sobreinformación.
Raciona la información a la que accedes, nos bombardean desde todos los medios de comunicación con noticias, no todas ellas verídicas. Saber racionar y elegir de dónde te informas es de vital importancia. Los bulos y las fake news solo restan energía y aumentan el pánico.
4. Descarga tensión.
Es muy importante que elijas una vía de escape donde cada día puedas refugiarte y concentrarte únicamente en aquello que te gusta y te reporta bienestar. Te alejará de pensamientos en bucle y te renovará. ¡Pruébalo! Si es deporte mejor.
5. Establece un horario/rutina.
No hablo de que organices tu día pues la mayoría ya lo tenemos bastante estructurado por lo general. Hablo del tiempo libre. Aprovecha ese tiempo para abstraerte del trabajo, de la actualidad, del ruido exterior y aprovecha para desconectar digitalmente. Por ejemplo, varias horas antes de dormir, ponte al día con los libros, actividades creativas, música, podcasts, series o películas a los que nunca encuentras tiempo para dedicar.
6. Aprende a relajarte.
Cada vez más gente es capaz de parar la mente por completo y realizar meditación. Esto es un arduo proceso y no todo el mundo es capaz de conseguirlo. No obstante, si todos tenemos 10 minutos al día para escuchar atentamente un vídeo sobre mindfulness guiado e intentar poner la atención plena en nosotros mismos.
7. Humor.
Muchas son las frases que sugieren que un día sin reír es un día perdido. Creo firmemente en que el humor es y ha sido siempre una de las armas más combativas frente a los problemas, pues la risa siempre siempre aligera la carga.
8. Puntos de Apoyo.
Somos seres sociales, necesitamos relacionarnos y sentir el apoyo de los demás. Contar con una buena red de amigos y familia en los que apoyarte, sentirte escuchado y acompañado es básico en cualquier proceso.
9. Psicoterapia
Acudir a psicoterapia es una decisión correcta y necesaria para tratar la ansiedad. Descubrir así qué la provoca y tratar de atajarla para paliar el origen de ese malestar.
10. Espacio para uno mismo
El ritmo al que estamos expuestos en la actualidad nos somete a dar el 100%, a estar siempre disponibles, a la inmediatez, a no fallar y eso agota a cualquiera.
Permítete tiempos de soledad elegida, de pausa, de descanso, te aseguro que será tan reconfortante que descubrirás que eres tu mejor compañía.
Sin más me despido enviando ánimo a todos, deseando que todo esto que nos concierne a todos y a ti personalmente, pase pronto.
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