viernes, 18 de febrero de 2022

El DUELO ES NECESARIO

Buenos días lectores de momentoeco, espero que haya sido una semana amena para todos. Como os comenté en el último post la idea es realizar publicaciones más a menudo y aquí estoy de nuevo con otra que espero tenga la misma o mejor acogida que las últimas.

Hoy vamos a hablar de un tema muy importante, sobre todo con los acontecimientos que estamos viviendo en los últimos años, y que a veces es un tema tabú. La muerte y el duelo.


Si nos paramos a reflexionar un poco la vida está llena de duelos, de despedidas, de finales que son principios y principios que suponen finales. Es la rueda que llamamos vida y es la misma por la que todos transitamos. De forma simbólica todos pasamos por la primera despedida al nacer, cuando nos despedimos del cuerpo de nuestras madres al que pertenecemos unidos para dar lugar a dos cuerpos individuales.

Y así la vida será en todas sus etapas posteriores una continua pérdida, un abrir y cerrar, elegir, aceptar y despedirse. Desde mi punto de vista un signo de madurez es aceptar que la pérdida forma parte de la vida y que cualquier pérdida si haces el duelo suficiente se convierte en ganancia.


Si nos enseñaran a perder ganaríamos siempre.

Esta afirmación es el título de uno de los libros de uno de mis autores favoritos, Albert Espinosa. No puedo estar más de acuerdo con esta afirmación, si lo asociamos a este tema en concreto, pues si tenemos alguna certeza desde que nacemos es la de que vamos a morir y no existe mayor ganancia que aceptar tu propia muerte y por supuesto, la de las personas que quieres.

Se que puede parecer algo utópico, brusco e incluso cruel pero nada más lejos de la realidad. Si haces un buen trabajo de crecimiento personal puedes llegar a ese nivel de conciencia donde es super importante mirar a la muerte de frente y haberte permitido sacar todas las emociones y tareas pendientes antes de que llegue el momento de marchar o aceptar la marcha.


Miedo a la muerte

Tenemos mucho miedo a la muerte. Se habla muy poco de ello y como decía, resulta un tema tabú. Hablamos mal de ella, es por supuesto nuestra mayor enemiga y todos tenemos ese instinto de supervivencia que no nos hace ver la otra parte. Sin embargo, la vida también es enfermedad, decadencia, deterioro y muerte. Es importante abrirse a esta otra parte de la naturaleza donde si una enfermedad acontece de pronto no nos pille desprevenidos por ese trabajo de interiorización  e integración previos.


Pero, ¿se puede extraer algo positivo de todo esto?

Por supuesto que se puede sacar algo positivo. Como decía toda pérdida si haces el duelo suficiente se puede convertir en ganancia.

Enfrentarte a ese dolor, a la amargura de la despedida, de la pérdida, te permite descubrir la resiliencia, un término muy acuñado últimamente, esa capacidad para recomponerte ante la adversidad que llevas dentro, te permite descubrir quién eres, qué haces aquí y quizás toda esa parte más introspectiva del ser humano que de no ser así muchos de nosotros nunca nos cuestionaríamos y cuando pasan este tipo de situaciones, descubrimos.

Todos habremos escuchado alguna vez esa frase hecha que proviene de Oriente <<Crisis igual a oportunidades>>. Ese sería el resumen, va a doler, de eso no cabe duda, pero tendrá una parte positiva que cuanto antes aprendamos a identificar y valorar, mejor viviremos.

Después de hablar sobre la integración de la muerte en la vida, del miedo a la muerte y de la parte positiva de esta, vamos a hablar del último tema y del más importante. El duelo.


Antes de continuar me gustaría hacer un apunte necesario. Cuando me refiero a pérdidas y despedidas, no tiene que ser necesariamente a muerte. Hay muchas formas de despedidas como contaba al principio cuando nacemos. Otras muchas las experimentamos a lo largo de nuestras etapas evolutivas y tienen una enorme importancia porque van forjando quienes somos en la actualidad.


Entre estas pérdidas o despedidas se pueden identificar: aceptar la ruptura con una pareja, aceptar la pérdida de amigos que se van quedando por el camino, e incluso aceptar o despedirte de quien fuiste sin culpa y perdonarte.

No obstante, en este post nos estamos centrando en la pérdida entorno a la muerte.

Hemos pasado de hace unos años ver la muerte como algo circunstancial  y ocasional a vivirlo cotidianamente y en un número de casos abismal. Creo que esto nos ha hecho mucho más vulnerables y conscientes a la mayoría de la volatilidad de la vida, de la importancia del aquí y ahora, de relativizar, de no planear sino que lo único importante es sentir y vivir.

Pero también indudablemente nos ha enfrentado a la muerte. Estoy segura de que cualquiera de los que me leáis conoceréis al menos un caso propio o cercano de alguien que haya muerto debido al Covid-19.

Por eso vamos a hablar de la importancia del duelo y de cómo afecta cuando, como en este caso, desde mi punto de vista, no es posible llevarlo a cabo.


El duelo.

Para adaptarnos a la marcha de que alguien que queremos no está y de que es un hecho irremediable, la única medicina es el duelo.

Para mí el duelo es una parte irrefutable de la muerte y de cualquier pérdida. Es sanador exteriorizar y compartir el dolor. Es de vital importancia que nuestra mente poco a poco aprenda a cerrar ciclos, a despedirse, a convivir con la soledad de la pérdida.

En cualquier situación de dificultad exteriorizarlo, tan simplemente como decirlo en voz alta, el asunto pierde fuerza y eso ayuda a restarle importancia, dolor y muchas veces a lograr una perspectiva nueva y más positiva.

A veces, el hecho en sí es demasiado doloroso, la personalidad del ser humano no permite desde el primer momento atajar el problema o la misma persona se escuda en otras cosas para llevar este duelo, por ejemplo, en sus hobbies. Es importante en este caso dar tiempo, seguramente esté atravesando una etapa de negación, evitación que aún no le permiten enfrentarse al dolor, propias del duelo en sí, pero pasado un tiempo prudencial cuando esté preparada es importante colocar a la persona delante de la realidad y que no posponga el proceso.


¿Por qué no evitarlo?

Como hemos visto durante la pandemia, o como vemos en muchos casos de violencia (me gustaría reseñar el caso de los padres de Marta del Castillo) la necesidad general de todo ser humano es de vivir esa transición para quedar en paz, de despedirse si no es físicamente, simbólicamente. Es importante si no se puede hacer una despedida física, hacer una simbólica (qué te hubiera gustado decirle, qué crees que te habría dicho…) de lo contrario la impotencia de no hacerlo puede acarrear trastornos mentales a posteriori como depresiones, ansiedad… que aunque ya, quizás por el tiempo que ha pasado desde la pérdida, no se asocian a ella, corresponden a un duelo retrasado.

 Finalmente, y aunque no hemos hablado de niños en esta publicación, me gustaría abrir un hilo de discusión sobre esto. ¿Crees que es importante que los niños se despidan de sus seres queridos o es mejor protegerlos? Deja tu opinión en los comentarios del post.

Desde mi punto de vista creo que es muy importante no descartarlos de este proceso, no protegerlos. Creo que puede generar una vulnerabilidad para con la edad adulta. Las despedidas son necesarias y hacer al niño partícipe de ellas con un lenguaje y una explicación adaptados a su edad hace la experiencia vital del niño mucho más fuerte y consciente.


                                                           Serenidad, calma y ACTITUD.


"Aquello que no eres capaz de aceptar, es la única causa de tu sufrimiento".


Hasta pronto.

 

 

 

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